Los mandalas son diseños de estructuras concéntricas, usados en las culturas orientales. Se utilizan mucho en el hinduismo y en el budismo. Es importante indicar que la palabra “mandala” deriva del idioma “sánscrito” (lengua clásica de la India). Se puede traducir etimológicamente como círculo, siendo así que todos los mandalas tienen una estructura circular.
Un mandala siempre tendrá una estructura circular. Todo parece emanar desde este centro, buscando una conexión entre todas las partes del mandala. A su vez, se tiene la impresión de que un mandala es como una serie de anillos sucesivos. No obstante, puede albergar otras figuras geométricas (cuadrado, triángulo, así como figuras representativas de animales o cosas), pero el principio de composición siempre es circular y concéntrico.
¿Para qué sirve un mandala?
Los mandalas han gozado de muchas acepciones. No se puede negar que ostentan condiciones simbólicas, ya que se usan como decoración de templos o espacios sagrados, tanto en el hinduismo como en el budismo. Muchos mandalas representan dioses, episodios sagrados y se usan como arte decorativo.
No obstante, también abundan los “mandalas efímeros”. Se hacen en el suelo, con tizas, o como tejidos para eventos puntuales. Lo importante es que un mandala, más que un objeto o una obra, es un ritual. Es más importante “hacer el mandala” que el resultado final. De hecho, hacer mandalas se ubica entre las llamadas “artes zen”. Son trabajos que tienen más importancia porque dotan de tranquilidad a quien los hace, que el resultado como tal.
¿Los mandalas son un arte?
La idea de mandala como arte es contraria a la idea de arte en occidente. En el escenario occidental, lo importante es la obra como objeto o realización. Todos admiran la Mona Lisa de Da Vinci, pero pocos juzgan cómo se sintió el pintor ejecutando este cuadro. Digamos que los mandalas nacen más bien como un ejercicio de yoga, como un ritual de tranquilidad, como una manera de concentrar la mente.
En los templos budistas, se dibujan mandalas como rituales de iniciación. También, se hacen para sobrellevar el luto de una persona fallecida. Son una actividad que combina lo manual, lo estético y una manera de liberar energía o concentrarla. Un interesante ejercicio budista es pensar en otra cosa mientras se hace un mandala. El cuerpo libera energía y estrés, al tiempo que la mente puede moverse mientras se hace el trabajo de dibujar y colorear.
La concepción original de los mandalas
Hay mandalas colectivos. Se hacen para que las personas se conecten, haciendo esta actividad en común. Además, los diseños de mandalas siempre son llamativos. No obstante, no son complicados. Permiten un trabajo más mecánico, aunque no exento de creatividad y con la alegría de ver un resultado final interesante.
Para el budismo un “mandala es un momento”, una experiencia. Por eso, no se recomienda perpetuar un mandala. Lo ideal es contemplarlo, una vez terminado, para luego desaparecer. Un ejercicio similar a armar un rompecabezas: una vez terminado, nos sentimos contentos al ver el resultado; pero debemos desencajar las piezas y volverlas a guardar. Lo importante, lo entretenido y valioso, fue “armar el rompecabezas”; no guardarlo ya armado.
¿Para qué sirven los mandalas?
La llegada de los mandalas al mundo occidental ha estado impregnada de nociones estéticas, no tanto experienciales. En un principio, los mandalas eran considerados como piezas de ornato. Empero, con el paso del tiempo se ha recuperado su acepción original. En épocas recientes, por ejemplo, son usados como modos de terapia y relajación.
Los mandalas como terapia
Son muy usados en personas que desean salir de procesos adictivos. Cesar el uso de sustancias como el café, nicotina o alcohol genera ansiedad. Esta ansiedad se controla con la actividad de dibujar o de pintar mandalas.
También, se usan como terapias para grupos. En aquellos sitios donde los grupos tienen problemas de compenetración, los mandalas se convierten en una excelente experiencia colectiva. Por ejemplo, se hacen en casos de familias donde sus integrantes están desconectados entre sí.
Los mandalas como modo de relajación
Es fácil relajarse haciendo o dibujando un mandala. No son complicados, permitiendo un resultado estético muy agradable. Se añade que la experiencia de hacer estos dibujos permite concentrarla mente, eliminando la sumatoria de ideas conflictivas que suelen desencadenar el estrés. Por eso, muchas veces se recomienda tener un cuaderno de dibujo donde se van elaborando mandalas.
Mandalas como herramienta educativa
A los niños les encanta dibujar mandalas. La experiencia de colorear y rellenar un mandala es ideal para un niño. Los docentes pueden utilizar esta táctica para instruir a los pequeños en conceptos como el color, la proporción o las figuras geométricas. También, se pueden hacer mandalas temáticos: de animales, de árboles, de flores, de mariposas, colocando letras, etcétera. De esa manera, los más pequeños pueden aprender divirtiéndose y de una manera más gráfica.
Mandalas para decorar
La belleza de los mandalas es indudable. Por eso, se convierten en un magnífico motivo decorativo. Se utilizan mucho en tejidos, en acabado de cerámica o en vitrales. Los resultados son excelentes, ya que los colores y geometrías logrados con los mandalas son de mucha calidad.
En la actualidad, los mandalas son un motivo ornamental muy utilizado. Aparecen tanto en el diseño gráfico, la decoración y otras artes. Incluso, existen artistas que se dedican exclusivamente a realizar composiciones bajo estos criterios.
Despertar la creatividad
Una ventaja de estas composiciones es que son sencillas, pero versátiles al mismo tiempo. Hay infinidad de combinaciones de formas, colores, motivos y geometrías para hacer un mandala. Los estudiantes de arte, los niños y quienes están interesados en expresión gráfica; pueden usar los mandalas para ensayar y practicar cuestiones estéticas novedosas.
Como vemos, el mandala es un concepto muy versátil. No cabe duda que es un exitoso invento de las culturas orientales. En occidente, los mandalas han sido muy bienvenidos. A la gente le encanta este tipo de composición concéntrica, que resulta fantástica de realizar y contemplar.