Las canciones tradicionales para niños y niñas suelen ser muy entretenidas. En este texto, deseamos exponer algunas cuya finalidad es cantar y bailar. Son diferentes a las canciones de cuna (que son más pausadas, ideadas para adormecer a los pequeños), siendo también distintas a las canciones educativas (que se usan como recurso mnemotécnico en la pedagogía infantil).
Las 6 canciones para niños y niñas más usadas para cantar y bailar
Algunas características de estas canciones son: uso de la repetición, muchas onomatopeyas, estribillos muy rítmicos, importancia del ritmo sobre el contenido de la letra. También, importa mucho la rima la cual tiende a ser consonante. Por lo tanto, son composiciones fáciles de recordar por los niños.
A continuación, mostramos seis (6) ejemplos de canciones tradicionales para niños y niñas para cantar y bailar. Hay muchas canciones dentro de esta categoría, pero hemos realizado una selección combinando cuestiones pragmáticas y teniendo en cuenta lo conocidas que son estas letras.
1) Arroz con leche
Una canción que hace referencia a una comida bastante común entre la población infantil. Luego, la letra versa acerca de una “viudita que se quiere casar”. Esta canción se puede repetir muchas veces, mientras los niños danzan.
Arroz con leche, me quiero casar
Con una señorita de San Nicolás
Que sepa coser, que sepa bordar
Que sepa abrir la puerta para ir a jugar.
Yo soy la viudita del barrio del rey
Me quiero casar y no sé con quién
Con esta sí, con esta no,
Con esta señorita me caso yo.
Arroz con leche, me quiero casar
Con una señorita de San Nicolás
Que sepa coser, que sepa bordar
Que sepa abrir la puerta para ir a jugar.
Yo soy la viudita del barrio del rey
Me quiero casar y no sé con quién
Con esta sí, con esta no,
Con esta señorita me caso yo.
Esta canción se usa mucho en fiestas y escuelas. Perfecta para actividades grupales, a la vez que permite que los niños la repitan por su cuenta.
2) Tengo una muñeca vestida de azul
Una canción para niñas, ideal para cantar y bailar. Tiene un ritmo muy marcado, combinando las estrofas de dos y cuatro versos. Una de las mejores para que las pequeñas practiquen danza y canto en grupos.
Tengo una muñeca vestida de azul,
con su camisita y su canesú.
La saqué a paseo y se me constipó,
la tengo en la cama con mucho dolor.
Esta mañanita me dijo el doctor,
que le dé jarabe con el tenedor.
Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho, y ocho dieciséis,
y ocho veinticuatro, y ocho treinta y dos.
Ánimas benditas me arrodillo yo
Tengo una muñeca vestida de azul,
zapatitos blancos y gorro de tul.
La llevé a paseo y se me constipo,
la tengo en la cama con un gran dolor.
Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho, y ocho dieciséis,
y ocho veinticuatro, y ocho treinta y dos.
Estas son las cuentas que he sacado yo.
Quizás, es una de las canciones más populares. Se sigue usando, pasando entre muchas generaciones: abuelas, madres, hijas, nietas. Aún conserva su frescura, su referencia especial al juguete de niña como los es la muñeca.
3) Había una vez un barquito chiquitito
Esta canción de niños, tal vez, es la más popular en idioma español. La referencia al mar siempre encanta a los más pequeños. A veces, la letra cambia y se relaciona con las tres carabelas de Colón.
Había una vez un barquito chiquitito
Había una vez un barquito chiquitito
Que no sabía, que no sabía, que no sabía navegar.
Pasaron un dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas
Pasaron un dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas
Y aquel barquito y aquel barquito,
y aquel barquito navegó.
Había una vez un barquito chiquitito
Había una vez un barquito chiquitito
Que no sabía, que no sabía, que no sabía navegar.
Pasaron un dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas
Pasaron un dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas
Y aquel barquito y aquel barquito,
y aquel barquito navegó.
Había una vez un barquito chiquitito
Había una vez un barquito chiquitito
Que no sabía, que no sabía, que no sabía navegar.
Pasaron un dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas
Pasaron un dos, tres, cuatro, cinco, seis semanas
Y aquel barquito y aquel barquito,
y aquel barquito navegó
Y aquel barquito y aquel barquito,
y aquel barquito navegó.
Una canción donde la repetición es muy acentuada. De hecho, el ritmo viene marcado por esta repetición de la imagen del “barquito” que tanto gusta entre el público infantil.
4) Aserrín, Aserrán
Ahora, nos toca una interesante composición. La canción “Aserrín, aserrán” se caracteriza por sus frases cortas. Es muy rápida de aprender, lo cual es perfecto para los infantes. Es muy divertida en fiestas y actividades de escuela.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
piden pan,
no les dan,
piden queso,
les dan hueso
y se les atora en el pescuezo!
Piden vino, si les dan
Se marean y se van.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
piden pan
no les dan,
piden queso,
les dan hueso
y se les atora en el pescuezo!
Piden vino, si les dan
Se marean y se van.
Esta canción no queda “abierta”, es decir, tiene un cierre. Por lo general, se canta una sola vez y se repite al cabo de una pausa. Otras canciones de niños, en cambio, no tienen un cierre tan claro; permitiendo repetirlas indefinidamente.
5) La vaca lechera
La alusión a los animales es uno de los tópicos más usados en el mundo infantil. Se utilizan cuentos bien canciones, con bastante aceptación por parte de los niños. En este caso, el protagonista de la letra es una vaca.
Tengo una vaca lechera
No es una vaca cualquiera
Me da leche condensada
Ay que vaca tan salada
tolón tolón, tolón tolón
Un cencerro le compraron
y a mi vaca le ha gustado
se pasea por el prado
mata moscas con el rabo
tolón tolón, tolón tolón
No es una vaca cualquiera
Me da leche condensada
Ay que vaca tan salada
tolón tolón, tolón tolón
La canción aparece en escenarios un tanto bucólicos, que no son tan frecuentes en niños que crecen en medio urbanos. Sin embargo, se sigue usando en distintas escuelas. También, parece ser una canción predilecta entre familias con niños muy pequeños.
6) Cucú, cucú, cantaba la rana
Toca ahora el turno a una canción que usa el recurso de la onomatopeya. Imitando el canto de una rana, se crea un ritmo constante. Esta canción puede repetirse muchas veces, incluso variando la letra, siempre y cuando se mantenga del “cucú, cucú”.
Cú cú, cantaba la rana.
Cú cú, debajo del agua.
Cú cú, pasó un caballero.
Cú cú, con capa y sombrero.
Cú cú, pasó una señora.
Cú cú, con traje de cola.
Cú cú, pasó un marinero.
Cú cú, vendiendo romero.
Cú cú, le pidió un ramito.
Cú cú, no le quiso dar.
Cú cú, y se echó a llorar.
Cú cú, cantaba la rana.
Cú cú, debajo del agua.
Cú cú, pasó un caballero.
Cú cú, con capa y sombrero.
Cú cú, pasó una señora.
Cú cú, con traje de cola.
Cú cú, pasó un marinero.
Cú cú, vendiendo romero.
Es evidente la estrategia de repetición para crear el ritmo. También, para mantener unidad en la temática de la letra. De hecho, se abordan muchas cosas: un caballero, un marinero, etcétera. Sin embargo, la repetición de la onomatopeya otorga unidad a la canción.